lunes, 10 de septiembre de 2007

El Cuervo Ermitaño

El cuervo más que ángel negro
carruaje fúnebre volátil
lleva muerte a los párpados de otro cielo.

Con propio miedo
escribe para el que no tenga ojos, rostro, ni cuerpo.

Su agresiva timidez intimida terrenales
desnuda sus plumas capa de cuero.

Su gurú un colibrí, guía de poetas
su ala, el último vuelo.

Enemigo de nadie
equivocó su viaje
escogió el propio infierno.

Ermitaño en la gótica cueva de templos sin dios
madres vírgenes sin vientre,
se busca y no se encuentra entre hogares cuerpos,
la entera vida daría por morir en paz
en la oscuridad de su celo.

Lleva en manos almas sin alas
corazón hacia el cosmos, infinito infierno.

Lleva ojos exiliados de obsidiana,
penachos oxidados por las noches,
que no se alimentan de gusanos de carroña
sino de carroña embriagante de propios miedos.

Ángel de la noche,
sentenciado a la melancolía del gran día,
a la tristeza del payaso agonizante,
a la esquizofrenia de dar sueños ajenos.

Viaje último de existenciales,
viaje último de un pájaro sin dueño


Hugo Plascencia