jueves, 6 de enero de 2011

La poesía, un ejercicio para pocos





Quien escribe poesía lo hace desde un principio. J.LÓPEZ


El género lírico, como la cocina, es un proceso ceremonial


Aunque hay una vasta producción editorial, los lectores mexicanos prefieren leer novelas y cuentos, según expone Conaculta


GUADALAJARA, JALISCO (02/ENE/2011).- La prosa y la poesía discurren por caminos muy distintos en lo que respecta al mercado; Mientras que la narrativa intenta llegar a todos los lectores, el género lírico está dirigido a un público mucho más especializado, incluso Octavio Paz decía que en el fondo la poesía es una práctica que funciona como una sociedad secreta, es decir, unos poetas se leen a otros, porque aunque México tiene una producción riquísima textos, siempre ha tenido un número limitado de lectores.

“La única limitación de la poesía es que hay muy pocos lectores, pero creo que es un género bastante permeable a la realidad de nuestro tiempo y a las mutaciones sociales”, explica el poeta jalisciense Jorge Souza Jauffred sobre la situación del género literario.

En Jalisco, Ciudad de México, Tijuana, Monterrey, Nayarit, Estados Unidos, China, Alemania, España y “en cualquier parte del mundo el poeta, el que hace poesía sabe que su trabajo no repercutirá en las masas. No es una situación particular de un país, Estado, ciudad o región, sino que siempre la poesía ha sido de minorías”, agrega el también titular de Literatura de la Secretaría de Cultura (SC) de Jalisco.

Quien escribe poesía lo hace desde un principio, “interiorizando que no se trata de un arte masivo, consciente o inconscientemente”, señala Luis Vicente de Aguinaga, poeta tapatío, con más de 20 años de trayectoria. Como sí podrían serlo el cine o la música popular. “El éxito editorial y la novela van de la mano, así viene dado desde los inicios de la literatura”.

Sin embargo, Luis Vicente descarta que se trate de un ejercicio que realicen “los elegidos” o “alguna élite”, “simplemente no es para muchos. Es como cuando se te antoja cocinar; uno prepara un platillo para un par de amigos, para unos cuantos, no invitas a todo mundo. Porque la poesía al igual que la cocina, tiene un proceso ceremonial”.

No se trata tampoco de que los tirajes editoriales del género lírico sean pocos, aunque tampoco alcanzan el volumen de la narrativa. “Son tirajes diferentes, pero nadie puede lanzarse de manera suicida a hacer grandes tiradas de poesía porque las evidencias nos dicen que no hay tantos lectores como quisiéramos”, afirma Souza Jauffred. Por ello, señala que cualquier iniciativa o estrategia destinada a difundir la poesía será bienvenida. “Me gustaría que se leyera más poesía en el autobús, en un café, en un bar. Es más complicado leer un capítulo de una novela que un poema. Por eso, a veces creo que la poesía es un género portátil, creo que para este tiempo de prisas es la mejor lectura, como los microrrelatos”.

Sin alarmas encendidas
Que la poesía sea un nicho para minorías o que ocupe un lugar sagrado –que no tiene nada que ver con lo religioso-, “no debe escandalizar a nadie, en la medida que la poesía a diferencia de la novela o de la traducción, incluso de otras actividades como el guionismo de cine, la lírica no exige la misma duración del esfuerzo, porque no puedes escribir una novela durante una noche, cuando un poema sí. Tampoco exige la misma especialización técnica como es el caso de la escritura de un guión para cine o un libreto de teatro. Mientras que un verso, aunque esté escrito en una servilleta, existe. No necesita musicalizarse, dramatizarse, publicarse para ser, ya lo es así como está. Por ello, se trata de una vocación económica”, apunta De Aguinaga.

Objeto sofisticado
Aunque la poesía puede ser un ejercicio “primitivo” como expresa De Aguinaga, también puede utilizar otros recursos. “Como la pintada con spray en bardas, o distribuida por internet, como hace muchos años en tiempos de los dinosaurios fue casi con sonidos guturales. Lo cual no se puede hacer con un cuento, una novela, un reportaje. No se puede difundir así de golpe en un espacio donde la lea alguien que no sabe nada de esto”.

No recala en el pensamiento humano
Por alguna extraña razón la poesía viene desde el comienzo de la historia y nada la interrumpe: “ni catástrofes naturales y tampoco las causadas por el hombre. Es un género que no tiene público, tiene lectores. Eso sí, es un sector fiel y como otras manifestaciones del arte, la poesía llena una necesidad humana. La posibilidad de que por sí sola modifique la conciencia humana es un poco remota, pero sí satisface en los lectores algo que no tiene definición”, añade.

La poesía local
En Guadalajara la creación poética se mantiene viva, latente, gracias a la vocación desmedida que desde hace algunos años han estado practicando Ángel Ortuño, Luis Armenta, Hugo Plascencia, Leticia Cortés, entre los más jóvenes, “pero hay otra generación de autores entre los 50 o 60 años de edad, que tiene relación con poetas emergentes como es el caso de Ernesto Flores, que considero de lo destacable”, añade Luis Vicente y agrega que en la Entidad destaca el trabajo de poetas como Raúl Bañuelos, Jorge Esquinca, Karla Sandomingo, Ricardo Castillo, Raúl Aceves y Patricia Medina.

El dato
De los lectores mexicanos sólo el 2% prefiere leer poesía, mientras que el 11% opta por las novelas y el 7% elige el género del cuento, según se expone en el apartado de Literatura de la Encuentra Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumos Culturales, documento que cada año realiza el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

''La única limitación de la poesía es que hay muy pocos lectores, pero creo que es un género bastante permeable a la realidad''
Jorge Souza, poeta

''El éxito editorial y la novela van de la mano, así viene dado desde los inicios de la literatura''
Luis Vicente de Aguinaga, poeta

Nota: Fuente extraída del periódico El Informador.