martes, 30 de noviembre de 2010

Correspondencias entre el cosmos de la ciencia y el universo del arte y la literatura

El cómo, el cuándo, y el dónde son tres cuestionamientos fundamentales como “principio básico” que comparten tres disciplinas del quehacer humano como lo son la ciencia, el arte y la literatura, aunque quizás las dos últimas en un sentido más ambiguo, amplio, abstracto, y atemporal como toda obra de arte que se precie de serlo según los cánones estilísticos y conceptuales. Lo cierto es que los tres han sido influenciados a lo largo de la historia, la pregunta de qué fue primero el huevo o la gallina sale exenta, lo que si nos importa es de qué manera y cómo se ha influenciado la literatura y el arte por la ciencia y viceversa.
A primera impresión es una pregunta univoca que conlleva en su trasfondo y significado diversos tópicos de toda índole: geográficos, psicológicos, temporales, sociales, culturales, antropológicos e históricos, aparte de los relacionados con la ciencia como las matemáticas, la física, la química, la astrología, la astronomía, donde diversas teorías científicas han sido tema y contexto de la estructura y el contenido de libros trascendentales dentro de la literatura universal de todas las épocas y de todas las regiones del mundo.
De qué elementos se ha apropiado la literatura de la musa científica como parte de su inspiración, qué aspectos en el modus vivendi comparten los científicos con los escritores, poetas e intelectuales, aparte del estigma y el estereotipo de no salir del laboratorio y del cuarto de escritura y lectura, ¿en verdad es cierto como comentaba Octavio Paz que el poeta al igual que el científico es un desterrado (de su sociedad? ¿dónde quedo el buen vivir que pregonaban los escritores en otras épocas? o tal vez como los científicos ¿se han convertido en ratones de biblioteca? Lo cierto es que los temas científicos han estado ligados de alguna u otra manera a la literatura y a algunos de sus representantes mayormente connotados como es el caso de Italo Calvino en el cual podemos apreciar la recurrencia y referencia en sus obras a manera de leimotiv de las teorías del físico de Albert Einstein, que a su vez tuvo una influencia creativa por la literatura y la música. Por otro tenemos las obras y el manifiesto de la corriente de los pintores surrealistas y su estrecha relación e influencia que guardaban con la ciencia. Entre los que destacan Magritte, con temas alrededor de la física, la relatividad y la gravedad. Y del cual creo pertinente realizar una relación analógica a manera de comparación con la obra de Calvino con respecto a la ciencia. Ambos por supuesto en el contexto de sus obras tenían una profunda relación entre ética y conocimiento con las ciencias y las humanidades, entre arte y ciencia, ambos abordar la corriente del pensamiento internalista, el concepto del tiempo y el espacio, teniendo a Leonardo Da Vinci entre los precursores. En 1955 tiene su génesis Le Cosmicomiche, recopilación de cuentos aparentemente con un alto contenido científico pero que en realidad se basan en una corriente fantástica y surrealista. Y Ti con zero (Tiempo cero) de 1967 que comparte muchas de estas características. Sin embargo, en estos dos libros, se aprecia la influéncia de diferentes ciencias, Le cosmicomiche y Ti con zero (Tiempo cero) abrirán una nueva fase de la ciencia, aunque no nos encontremos delante de libros de ciencia. Lo que Calvino hace es reflejar una peculiar proyección de su análisis humano y social. De hecho, en los últimos cuentos de Ti con zero, los protagonistas ya no son los mismos que en el resto del libro o en Le cosmicomiche, por decirlo de alguna manera, ya no son tan de ciencia, sino que son personas normales que buscan una solución científica a sus problemas. Calvino se pregunta hasta qué punto la razón y la ciencia pueden modificar la relación concreta del hombre con el mundo. La búsqueda existencial, aunque frustrada, no se interrumpirá nunca.
En 1967 Calvino se traslada a París, incrementa su interés por las ciencias naturales y la sociología, y entra en contacto con el grupo Oulipo (grupo de escritores franceses en la cual la estructura de su obra literaria se basa en las matemáticas). Por su parte la obra de Magritte se basó en la relativización del concepto de alteridad en el espacio descartando al objeto de su contexto, influenciado por La nouvelle médication naturelle (ca. 1890), pero le da un sentido poético como cuando pintó una pipa y anotó abajo “Esto no es una pipa” y con esa sola observación inauguró todo un campo de pensamiento, la semántica, la ciencia que busca explicar cómo relacionamos las representaciones de las cosas con las cosas mismas. Esto es la poesía en el campo expandido, la ciencia de las soluciones imaginarias como su obra El árbol de la ciencia. Pero a esa realidad a la que él se refiere, le añade elementos contradictorios y paradójicos (como se aprecia en “El Imperio de las Luces II”, pintado en 1950), dota a los objetos familiares y a los seres vivos de consistencia distinta a la que en realidad poseen (“Las gracias naturales”, 1962), hace que las cosas leviten desafiando las leyes elementales de la física (“El castillo de los Pirineos”, 1959) y yuxtapone imágenes para dar un efecto pluridimensional (“Los paseos de Euclides”, 1955). Haciendo alusión a la teoría de la relatividad. Según algunos autores, la depurada, fría y misteriosa obra de Magritte deviene de -un hombre que solía frecuentar círculos culturales a los que asistían escritores, músicos y científicos-, reflejando su deseo por alejar el recuerdo traumático que subyacía en su mente desde la edad de trece años, cuando su madre se suicidó arrojándose a las aguas del río Sambre, en Chatelet. De nuevo, la teoría freudiana presente en la obra de un surrealista, de un gran intelectual que admiraba las obras del escritor Edgar Allan Poe y del filósofo Ouspensky.
En su documentado libro “Mensajes del Más Allá”, Jon Klimo escribe: “Según se dice, los poetas, dramaturgos, pintores, bailarines, actores y compositores muertos siguen utilizando su talento natural para la expresión creativa en su nuevo ámbito (...) En algunos casos de trance profundo, los espíritus creativos desencarnados se valen de la cooperación del cuerpo del canal para expresar directamente su material en el plano físico”.
Con lo anterior no nos queda más que ratificar que: "El fin supremo de la ciencia es la verdad: y el del Arte el placer"

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